Muchas personas saben que, aunque en su vida diaria están expuestas constantemente a microorganismos, la mayoría de éstos no les causan daños. La mayoría comprende la necesidad de aplicar medidas de protección frente a la exposición nociva, por ejemplo, con la aplicación de medidas de higiene alimentaria.
Cuando los agentes biológicos se introducen voluntariamente en el proceso de trabajo porque forman parte de él, por ejemplo, en un laboratorio o en el ámbito de la biotecnología, los trabajadores suelen presentar niveles elevados de sensibilización respecto a los riesgos biológicos en el trabajo, y conocen y respetan por lo común las medidas de protección adecuadas. Se les facilita generalmente formación, así como orientación específica y detallada. Los trabajadores de la asistencia sanitaria, con un riesgo elevado de exposición a agentes biológicos inherente a su trabajo, también suelen tener unos niveles altos de sensibilización respecto a los
riesgos.
No obstante, cuando los agentes biológicos son una parte no deseada pero inherente del trabajo, por ejemplo, en la agricultura, el tratamiento de residuos o en las actividades en las que intervienen aguas de procesos industriales o lubricantes de refrigeración, los trabajadores no siempre son conscientes del riesgo de exposición.
Fuente: cepyme