Un fenómeno cada vez mas frecuente, descrito en el ámbito laboral como el deliberado y continuo maltrato verbal y de comportamiento que recibe un trabajador por parte de otro u otros.
Este comportamiento cruel, tiene por objeto desplazar a la persona hasta lograr una verdadera destrucción psicológica y conseguir su salida de la organización a través de diferentes formas.
¿Qué lo causa?
El comportamiento del acosador casi siempre obedece a un intento de encubrir o camuflar sus propias deficiencias.
En el caso de los jefes son:
Miedo, mas o menos consciente del jefe, a la capacidad, carisma, prestigio personal de un subordinado al que percibe como amenaza a plazo medio o que le ha sido impuesto por un superior.
Intento de librarse de un subordinado cuyo despido ha sido ya decidido y que no resulta fácil o barato.
Intento de librarse de un subordinado que ha rechazado someterse al poder del jefe en algún aspecto.
En la mayoría de los casos el acoso suele comenzar con la decisión consciente o inconsciente del hostigador de “Ir por la víctima” y de utilizar contra ella la violencia psicológica.
Existen 5 fases del mobbing:
Incidentes Críticos
Suele aparecer como un choque, un incidente aislado, casual, entre dos personas. Esta fase es de corta duración.
Acoso y estigmatización
La primera manifestación clara de lo que ya es propiamente acoso suele ser que la víctima es objeto de críticas sistemáticas, feroces e injustificadas hacia todo lo que lo rodea: su trabajo, su aspecto físico, su forma de vestir o de hablar, sus ideas, la forma en que desempeña sus tareas.
A la cobarde agresión inicial de quien desencadena el hostigamiento se une pronto la sistemática persecución de superiores o compañeros que colaboran en denigrar y deteriorar la imagen pública de la víctima, atacándola mediante calumnias, rumores, mentiras interesadas y burlas.
En la práctica se aísla a la persona. Se le excluye de las actividades sociales informales, como el café de la mañana o salir a comer juntos. Se le excluye de las reuniones. Se le van retirando sus cometidos de mayor responsabilidad. Se le asignan tareas de menor categoría cada vez. Todo contribuye a marginar y aislar social y laboralmente a la víctima.
Intervención de la jerarquía.
El problema del Mobbing no es sólo de la víctima sino de la organización. Pero la respuesta de esta es la negación.
Si el problema llega “arriba” lo mas habitual es etiquetarlo como “El Caso de Fulano” (siempre la víctima, nunca el acosador), con el estigma previo y el prejuicio ya proyectado por el hostigador y sus acólitos de “tener problemas de personalidad” o de ser “una persona conflictiva”.
Solicitud de ayuda especializada exterior y diagnóstico incorrecto.
La víctima entra en una fase de aislamiento personal y deterioro psicológico en el que comienzan a aparecer serios problemas de salud, que proceden de la alteración de su equilibrio socioemocional. La ansiedad y el estrés acaban provocando irritabilidad, depresión, trastornos del sueño, hipervigilancia, cambios en la personalidad y lógicamente, problemas de relación con su entorno, incluida su pareja y la familia.
La alteración del equilibrio emocional y físico produce una desestabilización en la persona que la lleva a un comportamiento antisocial que parece confirmar las críticas de sus acosadores. El siguiente paso es solicitar ayuda psicológica por parte de un especialista que en la mayoría de los casos da un diagnóstico incorrecto.
Salida de la organización.
Todo está listo para que se produzca a mediano plazo, o bien la salida voluntaria (puesto que la víctima no puede aguantar más), o la forzosa (mediante un despido), de la persona.
En muchas ocasiones el Mobbing persiste en muchas ocasiones más allá de la salida de la víctima de la organización. La recuperación de esta suele tardar años y en ocasiones la víctima jamás recupera su capacidad laboral.
¿Cómo combatir el mobbing?
Para que exista el mobbing es preciso que el hostigador tenga ayuda – así aparece lo que llamamos “el gang, la banda, el combo” y que haya, al menos testigos mudos. Que se niegan a actuar. Son los que piensan: “algo habrá hecho”. O los que dicen: Yo no quiero problemas, arréglatelas con él.
Si alguno de estos testigos mudos tuviera el valor y la honradez de prestar su apoyo, el hostigamiento quedaría automáticamente desactivado.
Recientemente en la historia legal venezolana se han procesado varios casos, siguiendo con una corriente mundial que protege al trabajador de esta forma de hostigamiento laboral.
Vía | Tecnogeno